Eramos ricos porque podíamos ir al restaurante, al cine y ir de copas la misma noche. Podíamos sacar entradas para un concierto de un grupo famoso, comprar una camiseta como fan suyo, tener toda la colección legal de sus discos y ademas podíamos hasta ir a otro país y pagar una estancia para escucharlo. Solo con sacar la cartulina de plástico con nombre de Oro que pasábamos por aparatitos que decían alegra-mente : transacción aceptada. Que contentos nos poníamos, todavía teníamos crédito al fin del mes y como le hemos creído de verdad. Seguíamos en la Élite.
Ahora el Jefe grita dos veces mas, y la cartera se vacía dos veces mas rápido. Ademas ignoramos cuanto tiempo hace falta para rellenarla otra vez. Esta cartulina de plástico con nombre de Oro que suponía el nirvana, hoy supone llamadas telefónicas molestas a cada hora del día, cartas humillantes o citaciones al orden con tono mas humillante.
Encima, no tenerla supone mas rechazo, mas divorcio y mas de todo excepto bonito. Es el fin del cuento.
Y el comienzo de la libertad.
Ser Ordinario y estar con lo justo es el apogeo de la austeridad y de la responsabilidad.
Reflexión tríptica: 1/3
Sin mas.
No se que gracioso que cambió el titulo de la canción por «Devuélveme la Visa» pero sigo riéndome escuchándola. Perdón a Antonio Orozco pero es así.
Ah si me recuerdo fueron Los Morancos
Criticar es sano, compartir y citarme me alivia. ¡Que te invade la paz!
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